miércoles, 9 de mayo de 2012

DE REPASO


Todos conocemos la anécdota de que Albert Einstein fue un alumno mediocre que odiaba el colegio y sacaba malas notas, y que incluso lo expulsaron del mismo por considerarlo una influencia negativa para sus compañeros. Y esta reseña la esgrimimos como arma arrojadiza cada vez que tenemos algo que criticar al Sistema Educativo, para denotar su fracaso y ejemplarizar su deterioro. Pero pocos nos paramos a pensar en cuales son las verdaderas causas del estado ruinoso en que se encuentra la Educación en este país.

A todos, o casi todos, en algún momento de nuestra infancia, entre los seis y los diez años, cuando por fin estábamos en disposición de entender y resolver de forma lógica los dilemas y dificultades de la vida…¿?, nuestro padre nos cogió en brazos (a algunos con más trabajo que a otros – por el tamaño, se entiende-), nos sentó en sus rodillas y con voz grave y gesto serio, como el que dice una verdad irrefutable, nos explicó aquello de que teníamos que esforzarnos en el colegio y sacar buenas notas porque de esa manera cuando fuéramos mayores podríamos tener un buen trabajo. ¡Qué sabios, nuestros padres!... ¡Cómo supieron encontrar el momento!... y eso que la mayoría no había oído hablar de Piaget, en su vida…

…Hoy, cuando terminé de hacer eso mismo con mi hijo, me sentí el ser más embustero, falso y falaz del mundo. ¡Vale! –pensé para consolarme-: Es cierto que estudiar más que nadie, esforzarte por encima de tus posibilidades, desarrollar en plenitud el pensamiento divergente y la inteligencia emocional, y terminar dos carreras –mejor tres- … todo eso no te va a asegurar un buen puesto de trabajo…., pero te da más posibilidades ¿no?...

Y en estas, yo me pregunto a la luz de la evidencia, que por qué perdemos el tiempo en hacer una Ley de Educación cada cuatro años, u ocho, coincidiendo con el cambio de color en el gobierno. Tampoco entiendo que si la LOE (Ley Orgánica de Educación), en su artículo 48.3 dice que no se puede  hacer distinción alguna por razón de sexo, raza, religión… (Igual que en el catorce de la Constitución ¡ea!), por qué entonces se subvencionan colegios concertados donde existe segregación del alumnado en función de su sexo. Si la nueva escuela habla de la necesidad de ser flexibles en cuanto a la clasificación por edades, ¿vamos nosotros y los repartimos por cruces y flechas?... Evidentemente, por razones pedagógicas no es.

Es cierto que nuestros hijos sufren una epidemia de falta de atención, probablemente motivada por la sobre-estimulación a que les somete la sociedad actual en general, y cada familia en particular. Cuatro “teles”, tres ordenadores, otras tres videoconsolas… (Hablo de lo que hay en mi casa… luego ya cada uno en la suya…), de la misma manera, que también es cierto, que nuestro Sistema Educativo necesita una reforma que nos haga crecer en calidad. Una reforma que nos permita luchar contra el fracaso escolar, que renueve una Formación Profesional anquilosada y desprovista de una conexión asertiva con el mundo laboral. Un enroque institucional que haga real y efectiva la Igualdad de Oportunidades, y eso, no se consigue sólo regalando ordenadores, sino reconociendo el valor del esfuerzo y el trabajo. Ayudando al que no llega “poniendo andamios” –como diría Bruner- hasta que alcancen los objetivos; pero también premiando al que va más allá de los mismos.

No me puedo olvidar tampoco de la necesidad de valorar en su justa medida y reconocer la labor del docente… Ya me duelen los ojos de tanto chiste grafico sobre los profesores, del antes y el ahora. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero algunos sí… La teoría de los conjuntos, por ejemplo, ¿se han parado a pensar por qué hoy en día se dan tantos casos de corrupción? Está clarísimo, porque desde la LOGSE en adelante ya no se enseña en las escuelas aquello de que A pertenece a B pero no a C, y de que A y C están relacionados pero no se pertenecen ..etc. Ahora en serio, algunas cosas sí eran mejor, y hablo del respeto hacia la autoridad del maestro, (en sentido bíblico, rabínico, casi, si se me permite…)

Es necesario apostar por una Ley Educativa nacida del consenso, con un sistema único y común para todos los españoles, que garantice la igualdad de oportunidades sin obligarnos a elegir en qué lengua se educan nuestros hijos y que no segmente los contenidos por comunidades. No son aceptables los recortes, ni el aumento de la ratio alumnos/aula, ni la reducción  de plantillas, por lo que eso conlleva de deterioro en la atención a la diversidad, así como en la capacidad para atender otros planes y programas educativos.

En definitiva, hay que entender la Educación como una Inversión, ya que es, eso mismo, lo que la convierte en la mejor de las políticas económicas.

Espero que con suerte, y si todo cambia, dentro de treinta años, mi hijo, siente al suyo en las rodillas y con voz grave y gesto serio le pueda decir… <<  >>.

Enrique J. Valdivia Ocón

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